
Todos deseamos una relación feliz y sana. Pero, como todas las relaciones, tiene sus altibajos, por lo que no siempre es fácil saber cuándo una relación necesita madurar.
Las relaciones sanas se basan en aspectos como el respeto, la confianza y la amistad. También es importante que seas feliz con la persona con la que estás, pero necesitas respetarte, confiar y amarte a ti mismo antes de poder amar a otra persona.
Construye relaciones sanas con la ayuda de Dios
Jesús dijo que el mayor mandamiento es: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». El segundo es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No hay otro mandamiento mayor que estos. Marcos 12:30-31 (NVI)
Todos hemos sido creados maravillosamente complejos y defectuosos, y hasta que no sepamos quiénes somos, incluidos nuestros defectos, no podremos hacer los cambios en nuestras vidas que producirán una verdadera transformación.
Hay tres problemas que nos impiden amar plenamente como Dios quiere: Todos somos imperfectos. No hay relaciones perfectas porque no hay personas perfectas. El pecado nos desconecta. Adán y Eva se desconectaron de Dios y rompieron su relación con Él por primera vez. Desde entonces, hemos estado poniendo excusas y culpando a quienes amamos.
Por eso debes asegurarte de que Jesús sea la persona más importante en tu vida, porque Él te amará incondicionalmente y te ayudará a construir una relación sana y duradera.
¿Qué cualidades debe tener una relación sana?
Al principio de una relación, todo puede parecer perfecto. Pero a veces es simplemente la novedad de la situación lo que te hace tener una perspectiva positiva. Entonces, considere si su relación tiene las siguientes cualidades:
- Respeto: ¿Tu pareja te escucha cuando dices que algo no te parece bien y se detiene de inmediato? El respeto en una relación significa que cada persona valora a la otra. También significa comprender los límites del otro y nunca ponerlos a prueba.
- Confianza: Digamos que estás hablando con alguien de tu clase y tu compañero pasa por allí. ¿Le molesta? Es normal sentir un poco de celos de vez en cuando; los celos son una emoción natural. Pero lo que importa es cómo reacciona la persona a los celos. No hay manera de tener una relación sana si no se confía el uno en el otro.
- Honestidad: Esto va de la mano con la confianza, porque es difícil confiar en alguien cuando uno de los dos no es honesto. ¿Alguna vez has descubierto que tu pareja te mintió de verdad? Por ejemplo, ¿te dijo que tenía que trabajar el viernes, pero en realidad estaba en el cine con sus amigos? La próxima vez que te diga que tiene que trabajar, te costará creerle.
- Apoyo: Tu pareja no debería apoyarte solo en los momentos difíciles. Hay personas que son geniales cuando tu mundo se derrumba, pero no les interesa tanto escuchar las cosas buenas que te suceden. En una relación sana, tu pareja está ahí para llorar cuando descubres que tus padres se van a divorciar y está ahí para celebrar cuando te ofrecen el papel principal en una obra de teatro.
- Equidad: En tu relación, es necesario ceder y recibir. ¿Se turnan para elegir qué película ver? Si no hay equilibrio, lo notarás. Las cosas se complican rápidamente cuando una relación se convierte en una lucha de poder y una persona intenta constantemente imponer su opinión.
- Buena comunicación: ¿Puedes hablar y compartir lo que te importa? No ocultes tus sentimientos solo por miedo a que tu pareja no quiera oírlos. Y si necesitas tiempo para pensar antes de estar listo para hablar, la persona adecuada te dará espacio para hacerlo.
¿Qué más debería saber?
Si la relación te resulta una carga o un peso en lugar de una alegría, quizás sea momento de considerar si es una relación saludable para ti. Una persona infeliz o insegura puede tener dificultades para formar una relación sana. Y no te preocupes si eres tú quien aún no está listo para una relación. Lo estarás y podrás tomarte todo el tiempo que necesites.
Cuando tengas una relación, asegúrate de que saque lo mejor de ambos.
Y lo más importante, ¿dejarás que Dios intervenga en tus relaciones? ¿Confiarás en Él para tu futuro a pesar de un pasado difícil? ¿Cultivarás, protegerás y fortalecerás tus relaciones para que Dios sea glorificado más plenamente en tu vida?
Decide hoy construir relaciones saludables con la ayuda de Dios.