
c. 3000 a. C.
Período Antediluviano
Región de Galaad
Los Nefilim (en hebreo, sing. נפיל Nefyl; pl. נפילים Nefylym) eran gigantes que surgieron como resultado de una unión antinatural entre ángeles caídos y mujeres humanas, que se cree que existieron en la época de los patriarcas Enoc, "que caminó fielmente con Dios" y Noé, y que luego se extinguieron durante el Diluvio Universal. Además del relato que aparece en la Biblia en Génesis, Deuteronomio y 1 Samuel, se ha sugerido que los propios Nefilim y sus descendientes también son mencionados en Números y Ezequiel.
Existen textos antiguos e historias orales contadas por diferentes tribus a lo largo de nuestro planeta, que cuentan que en el pasado hubo gigantes que poblaron la Tierra. En Oriente hay muchas historias de hombres de enorme tamaño, pero en la región de Siria está llena de historias de gigantes que vivieron junto a los hombres. También hay que tener en cuenta la evidencia arqueológica, ya que hay muchos relatos de arqueólogos que encontraron huesos muy grandes y armas u otros artefactos que solo un gigante podría haber usado.
En un pasaje del libro de Números de la Biblia, se utiliza la misma expresión hebrea para referirse a los hombres de gran altura que vivían en Canaán (los anaquim, anaquitas o hijos de Anaq) en el tiempo de la conquista israelita de la tierra prometida; específicamente en Números 13:33, "También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos". Según el contexto del relato, estos hombres fueron avistados por primera vez por los doce espías hebreos enviados por Moisés; diez de los cuales posteriormente dieron un informe que causó pánico entre el pueblo, afirmando que estos hombres eran descendientes de los Nefilim antediluvianos y que los hebreos eran como "langostas" en comparación.
Génesis 6:1-4
Cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y tuvieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon. Pero el Señor dijo: «Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre porque no es más que un mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años». Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los poderosos guerreros de antaño. A partir de entonces hubo gigantes en la tierra.
Nefilim, Gigantes de la Antigüedad
Estamos en una era en la que la genética ha hecho creer a los humanos que somos dioses, experimentando a través de la creación de embriones animales con células madre humanas, llamados "humaniamales" o quimeras, como se conocía en la antigua Grecia a los híbridos entre animales y humanos.
En el siglo XXI, los científicos están modificando el ADN, mezclando la biología humana y animal, mientras otros mortales se esfuerzan por crear úteros artificiales para fabricar bebés, robots biohíbridos con piel humana y bebés modificados genéticamente. Una vez más, la ambición de poder del hombre y el deseo desmesurado de Satanás de corromper la genética humana y destruir la obra de Dios ha llevado a muchos mortales a perseguir el objetivo de convertir a los humanos en semidioses con habilidades y conocimientos mejorados a través del transhumanismo y la inteligencia artificial.
Según el relato de Génesis 6:1-4, algo similar ocurrió hace más de 4.000 años, durante los tiempos de los patriarcas Enoc y Noé, cuando una invasión de ángeles caídos (también llamado los Vigilantes) conspiró para apoderarse del planeta Tierra, pervirtiendo la genética e influyendo negativamente en el mundo antiguo cuando, "viendo que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres y les engendraron hijos". Éstos eran hombres fuertes y de gran estatura, que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
Enoc 6:1-5
Así sucedió, que cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas; y los Vigilantes, hijos del cielo las vieron y las desearon, y se dijeron unos a otros: "Vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos".
Entonces Shemihaza que era su jefe, les dijo:
"Temo que no queráis cumplir con esta acción y sea yo el único responsable de un gran pecado". Pero ellos le respondieron: "Hagamos todos un juramento y comprometámonos todos bajo un anatema a no retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente".
Entonces todos juraron unidos y se comprometieron al respecto unos con otros, bajo anatema.
Basándose en evidencia contundente de diversas fuentes, la investigación confirma que hay ángeles caídos que encarnaron en la Tierra y corrompieron las almas de sus habitantes y que serán juzgados por Dios en el día de Su venida con Sus siervos escogidos. Estos ángeles caídos (junto con los descendientes de los Nefilim, quienes fueron expulsados del cielo por el arcángel Miguel) han continuado encarnándose en la Tierra sin interrupción durante al menos medio millón de años.
Aunque los ángeles son seres espirituales y no tienen cuerpo físico, por supuesto, cuando hablamos de ángeles caídos nos referimos a ángeles que se rebelan contra Dios y actúan en contra de sus preceptos. Estos seres fueron llamados los Vigilantes en el libro de Enoc porque antes de caer eran seres celestiales enviados por Dios para guiar y proteger a la humanidad.
El problema comenzó, según el Libro de Enoc, cuando los ángeles celestiales y su líder, llamado Samyaza, como veremos más adelante, desarrollaron una lujuria insaciable por las "hijas de los hombres" que vivían en la Tierra y un deseo incontrolable de engendrar hijos con esas mujeres. Samyaza tenía miedo de descender solo a las hijas de los hombres, por lo que persuadió a doscientos ángeles, llamados Vigilantes, para que lo acompañaran en su misión de placer.
Entonces todos juraron unidos y se comprometieron al respecto unos con otros, bajo anatema. Y eran en total doscientos los que descendieron sobre la cima del monte que llamaron "Hermon", porque sobre él habían jurado y se habían comprometido mutuamente bajo anatema.
Estos son los nombres de sus jefes: Shemihaza, quien era el principal y en orden con relación a él, Ar'taqof, Rama'el, Kokab'el, 'El, Ra'ma'el, Dani'el, Zeq'el, Baraq'el, 'Asa'el, Harmoni, Matra'el, 'Anan'el, Sato'el, Shamsi'el, Sahari'el, Tumi'el, Turi'el, Yomi'el, y Yehadi'el. Estos son los jefes de decena. (Enoc 6:5-8)
Los ángeles hacían entonces juramentos mediante "abominaciones recíprocas" y maldiciones. Una vez sellado el pacto, la traición era castigada con barbaridades indecibles. Los ángeles, imbuidos de una bravuconería propia de una pandilla, descendieron y tomaron esposas entre las hijas de los hombres, a las que enseñaron hechicería, encantamientos y adivinación: versiones distorsionadas de los secretos del cielo.
Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles sobre las plantas. Quedaron embarazadas de ellos y parieron gigantes de unos tres mil codos de altura que nacieron sobre la tierra y conforme a su niñez crecieron; y devoraban el trabajo de todos los hijos de los hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles. (Enoc 7:1-3)
Las mujeres concibieron hijos de estos ángeles: gigantes malvados, que devoraron todo el alimento que los hombres de la Tierra eran capaces de producir. Pero nada satisfizo su hambre; mataron y comieron aves, animales, reptiles y peces. Pronto incluso el ser humano se convirtió en manjar. (Enoc 7:1-15)
Enoc 7:4-6
Entonces, los gigantes se volvieron contra los humanos para matarlos y devorarlos; y empezaron a pecar contra todos los pájaros del cielo y contra todas las bestias de la tierra, contra los reptiles y contra los peces del mar y se devoraban los unos la carne de los otros y bebían sangre. Entonces la tierra acusó a los impíos por todo lo que se había hecho en ella.
A medida que avanza la historia, un ángel rencoroso y malicioso llamado Azazel produjo adornos para sus consortes, maquillaje de ojos y lujosas pulseras, para realzar su atractivo sexual. En cuanto a los hombres, Azazel les enseña "toda clase de perversidades", incluyendo los medios para fabricar espadas, cuchillos, corazas, todos los instrumentos de guerra. (Enoc 8:1-9)
Así, hace milenios, alguien explicó la guerra no como una invención del hombre o como una plaga enviada por Dios, sino como un acto vengativo de un ángel caído eliminado de los planes del poder divino.

Enoc 8:1-4
Y 'Asa'el enseñó a los hombres a fabricar espadas de hierro y corazas de cobre y les mostró cómo se extrae y se trabaja el oro hasta dejarlo listo y en lo que respecta a la plata a repujarla para brazaletes y otros adornos. A las mujeres les enseñó sobre el antimonio, el maquillaje de los ojos, las piedras preciosas y las tinturas.
Y entonces creció mucho la impiedad y ellos tomaron los caminos equivocados y llegaron a corromperse en todas las formas.
Shemihaza enseñó encantamientos y a cortar raíces; Hermoni a romper hechizos, brujería, magia y habilidades afines; Baraq'el los signos de los rayos; Kokab'el los presagios de las estrellas; Zeq'el los de los relámpagos; 'El enseñó los significados; Ar'taqof enseñó las señales de la tierra; Shamsi'el los presagios del sol; y Sahari'el los de la luna, y todos comenzaron a revelar secretos a sus esposas.
Como parte de los hombres estaban siendo aniquilados, su grito subía hasta el cielo.
En los primeros siglos después de Cristo, los Padres de la Iglesia filosofaron sobre el origen del mal en el universo de Dios, especialmente en la Tierra. Todos coincidieron en que el mal tenía su origen en los ángeles caídos del cielo: el conocido pasaje de las Escrituras sobre la rebelión de un arcángel contra el Todopoderoso y los ángeles que fueron arrojados con él.
Estos ángeles eran generalmente representados como criaturas aladas inmateriales, demonios oscuros y sombríos que tentaban al hombre a vagar susurrándole pensamientos malvados en el oído. Pero ciertos pasajes claves en los Libros Sagrados indicaban que podría haber más sustancia, tanto literal como física, en los ángeles caídos.
La materialidad de los ángeles parece haber sido una creencia antigua. Había un ángel con el que luchó Jacob, lo suficientemente fuerte como para dejarlo lisiado, al menos temporalmente, si no de por vida. Tan tangible era este ángel que el autor del libro del Génesis lo llama varón, aunque en otras partes de las Escrituras se revela que era un ángel. El "ángel" le dijo a Jacob: "Déjame, porque raya el alba (está amaneciendo)". ¿Cómo pudo Jacob haber agarrado a un ángel incorpóreo?
Existen muchas historias en la Biblia que hablan de ángeles que aparecen en forma humana para darle un mensaje a alguien. Por ejemplo, están los ángeles que hablaron a Abraham y Sara en Génesis 18-20 para profetizar sobre el hijo que iban a tener y advertirles del castigo que sufriría la ciudad de Sodoma.
En el pasaje sobre Sodoma (Génesis 19:4-5), se describe una situación muy extraña. Los hombres de Sodoma llegaron de noche a la casa de Lot, porque querían obligarlo a que les entregara a los hombres (que eran ángeles con cuerpos humanos) para poder tener relaciones sexuales con ellos. ¡Tal era la maldad de los habitantes de Sodoma en aquella época!
Los ángeles que fueron a visitar Sodoma tuvieron que ser encerrados en la casa de Lot para protegerlos del intento de algunos sodomitas, que querían "conocer" a los ángeles, para abusar sexualmente de ellos. Y Manoa se ofreció a preparar la cena para su invitado, quien parecía un hombre normal hasta que ascendió al cielo en el fuego que Manoa había encendido; sólo entonces supo Manoa que el "hombre de Dios" era un "ángel del Señor".
Los ángeles malvados, los caídos, no eran menos físicos, según ciertas escrituras religiosas del mundo. Zaratustra (c. 624/599 a.C. - c. 547/522 a.C.), el profeta persa, supuestamente destrozó los cuerpos de los ángeles porque ellos (los malvados) los habían utilizado para propagar el mal.
Los ángeles (según la historia) habían fomentado relaciones amorosas ilícitas con mujeres en la Tierra, lo que habría sido difícil si no hubieran tenido un cuerpo físico, especialmente cuando la historia les atribuye descendencia. La historia de los ángeles corpóreos, a pesar de su cuestionabilidad, al menos dio sentido a la Escritura y a la leyenda.
En el Antiguo Testamento, la frase "hijos de Dios" se utiliza habitualmente para referirse a los ángeles, por lo que parece lógico aceptar que Génesis 6:1-4 también se refiera a ellos. Además, ésta es la única interpretación que parece explicar de algún modo la razón de la estatura y heroísmo de los hijos nacidos de esta unión, abominable a los ojos de Dios.
El argumento principal se refiere al uso común de la expresión hebrea "los hijos de Dios" (בני האלהים, bnei ha'Elohim) para referirse a seres celestiales (compárese Job 1:6; 2:1 y 38:6-7).
Job 2:1; 6:1
Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová.
Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.
Es interesante cómo la Biblia puede proporcionarnos claridad sobre este asunto, incluso si recurrimos a escritos antiguos y otras fuentes como la obra Antigüedades Judías del historiador judeorromano del siglo Flavio Josefo (c. 37 - c.100), que relata el acontecimiento de la siguiente manera.
"Muchos ángeles de Dios convivieron con mujeres y engendraron hijos injuriosos que despreciaban el bien, confiados en sus propias fuerzas; porque según la tradición estos hombres cometían actos similares a los de aquellos que los griegos llaman gigantes". Flavio Josefo, Antigüedades de los Judíos Capítulo III.
Por otro lado, el Nuevo Testamento menciona ciertos ángeles que abandonaron su morada y ahora están atados en "cadenas" o "prisión" hasta el día del juicio por su pecado en los días de Noé (1 Pedro 3:18-20; 2 Pedro 2:4-10; Judas 1:6). También se menciona en el Libro de Enoc, uno de varios libros apócrifos escritos antes del tiempo de Cristo que identifica a los hijos de Dios como ángeles caídos.
Cuando los hombres de la Tierra de aquella época protestaron por las atrocidades que habían caído sobre ellos, el cielo escuchó sus súplicas.
Los poderosos arcángeles Miguel, Gabriel, Rafael, Surial y Uriel intercedieron en favor de los habitantes de la Tierra ante el Altísimo, el Rey de Reyes (9:1-14).
El Señor ordenó a Rafael que encadenara a Azazel de pies y manos. Gabriel fue enviado a destruir a los "hijos de la fornicación", los descendientes de los Vigilantes (ángeles caídos), incitándolos a autodestruirse mediante la matanza mutua. A Miguel se le autorizó a encadenar a Samyaza y a su descendencia malvada "durante setenta generaciones bajo la Tierra hasta el día de su juicio". Y Dios envió el Diluvio para erradicar a los gigantes malvados, hijos de los Vigilantes.
Pero en generaciones sucesivas (después del hundimiento de la Atlántida), los gigantes volvieron una vez más a atormentar a la humanidad. También parece que los Vigilantes tendrán poder sobre el hombre (de alguna manera curiosamente indefinida) hasta que llegue el juicio final de esos ángeles, que, como insinúa el autor, ha sido largamente esperado.
2 Pedro 2:4-9
Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio.
La palabra "Nefilim" sólo aparece tres veces en la Biblia y ha sido mal traducida como "Gigantes", pero significa "los que hacen caer" o "los caídos". En la obra Wilson's Old Testament Word Studies del autor William Wilson, el término se utiliza para referirse a aquellos que "se abalanzan con violencia contra los hombres para despojarlos y derribarlos".
Los Nefilim, aquellos seres nacidos como resultado de la unión de una mujer con ángeles caídos o Vigilantes, como son llamados en el libro de Enoc, fueron reconocidos como parte de los hijos de Dios (Job 1:6; 2:1), pero abandonaron su naturaleza angelical para tomar forma humana y así acercarse a las mujeres y engendrar hijos con ellas, como enseña Génesis 6:4. Sin embargo, estos seres que nacieron de tal unión y de forma anómala, poblaron la tierra, y se convirtieron en seres con gran poder, aunque con naturaleza humana.
Enoc 9:1-11
Entonces Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel observaron la tierra desde el santuario de los cielos y vieron mucha sangre derramada sobre la tierra y estaba toda llena de la injusticia y de la violencia que se cometía sobre ella.
Considerando esto, los cuatro fueron y se dijeron: "el grito y el lamento por la destrucción de los hijos de la tierra sube hasta las puertas del cielo". Y dijeron a los santos del cielo: "Es ahora a vosotros a quienes las almas de los hijos de los hombres suplican diciendo 'llevad nuestra causa ante el Altísimo, nuestra destrucción ante la gloria majestuosa y ante el Señor de todos los señores' en cuanto a majestad".
Y Rafael, Miguel, Sariel y Gabriel dijeron al Señor del mundo: "Tú eres nuestro gran Señor, el Señor del mundo, el Dios de dioses, el Señor de señores y el Rey de reyes; los cielos son el trono de tu gloria por todas las generaciones que existen desde siempre; toda la tierra es el escabel ante ti para siempre, y tu nombre es grande, santo y bendito por toda la eternidad. "Eres tú quien todo lo ha creado y en ti reside el poder sobre todas las cosas; todo es descubierto en toda su desnudez ante ti; tú lo ves todo y nada se te puede esconder.
"Tú has visto lo que ha hecho 'Asa'el, como ha enseñado toda injusticia sobre la tierra y revelado los secretos eternos que se cumplen en los cielos; y lo que ha enseñado a los humanos Shemihaza, al que tú habías dado la facultad de gobernar sobre sus compañeros.
"Ellos han ido hacia las hijas de los hombres y se han acostado con ellas y se han profanado a sí mismos descubriéndoles todo pecado. "Luego, estas mujeres han parido en el mundo gigantes, por lo que la tierra se ha llenado de sangre e injusticia.
"Y ahora mira que las almas de los que han muerto gritan y se lamentan hasta las puertas del cielo y su gemido ha subido y no puede cesar debido a la injusticia que se comete en la tierra. "Pero tú que conoces todas las cosas antes de que sucedan, tú que sabes aquello, tú los toleras y no nos dices qué debemos hacerles al observar eso".
Estos seres abominables fueron destruidos en el Gran Diluvio y ninguno de ellos sobrevivió. Según el Libro de Enoc, los espíritus malignos o demonios son los espíritus que habitaban en estos seres y, cuando murieron, quedaron vagando por esta tierra.
El tema principal del libro de Enoc es el juicio final de estos ángeles caídos, los vigilantes, y su descendencia, los espíritus del mal. Sin embargo, otras escenas también son dignas de mención. En el capítulo 12 del libro, el Señor ordena a Enoc, el escriba de la justicia.
Enoc 12:4-6
"'Enoc, escriba de justicia, ve a los Vigilantes del cielo que han abandonado las alturas del cielo, el eterno lugar santo y que se han contaminado con las mujeres haciendo como hacen los hijos de los hombres, y han tomado mujeres y han forjado una gran obra de corrupción sobre la tierra, y hazles saber que no habrá para ellos paz ni redención de su pecado.
"Y así como gozaron a causa de sus hijos ellos verán la muerte de sus bienamados y llorarán por la pérdida de sus hijos y suplicarán eternamente, pero no habrá para ellos misericordia ni paz".
En el capítulo 13, Enoc declara el juicio del Señor sobre Azazel.
Enoc 13:1-3
Luego, 'Enoc se fue y le dijo a 'Asa'el: "No habrá paz para ti, contra ti ha sido pronunciado un gran juicio para encadenarte.
"No habrá para ti ni tregua ni intercesión, porque has enseñado la injusticia y a causa de todas las obras de impiedad, violencia y pecado que has enseñado a los humanos. Y avanzando les hablé a todos ellos y todos temieron y se espantaron y el temblor se apoderó de ellos.
El capítulo 13 también describe cómo los Vigilantes estaban aterrorizados y temblaban y rogaban a Enoc que les escribiera una oración de perdón y que esa oración llegara a Dios, ya que no podían ir directamente a Él porque lo habían ofendido, porque sus pecados habían sido tan graves. Enoc informa más tarde a los Vigilantes.
Enoc 14:3-7
Vigilantes: yo escribí vuestra petición y en una visión se me reveló que no será concedida nunca y que habrá juicio por decisión y decreto contra vosotros, que a partir de ahora no volveréis al cielo y por todas las épocas no subiréis, porque ha sido decretada la sentencia para encadenaros en las prisiones de la tierra por toda la eternidad.
Pero antes veréis que todos vuestros seres queridos irán a la destrucción con todos sus hijos y las riquezas de tus seres queridos y de sus hijos no las disfrutaréis y ellos caerán en vuestra presencia por la espada de destrucción.
Pues vuestra petición por ellos ni la petición por vosotros serán concedidas. Continuaréis pidiendo y suplicando y mientras lloráis no pronunciéis ni una palabra del texto que he escrito.
En el capítulo 15, el Glorioso y Resplandeciente, el Señor Dios, habla nuevamente al justo Enoc.
Enoc 15:1-8
Y él me correspondió y me habló y yo oí su voz: "No temas Enoc, hombre de justo, escriba de justicia; acércate y escucha mi voz.
"Ve y dile a los Vigilantes del cielo que te han enviado a suplicar por ellos: 'A vosotros corresponde interceder por los humanos y no a los humanos por vosotros'.
'¿Por qué habéis abandonando el cielo alto, santo y eterno, os habéis acostado con mujeres y profanado a vosotros mismos con las hijas de los hombres y tomado esposas como los hijos de la tierra y habéis engendrado hijos gigantes? (Génesis 6:1-4)
'Vosotros que fuisteis santos espirituales viviendo una vida eterna os habéis manchado con la sangre de las mujeres y habéis engendrado con la sangre de la carne y como los hijos del hombre habéis deseado después carne y sangre como aquellos que mueren y perecen'.
"Por eso yo les he dado a ellos mujeres para que las fecunden y engendren hijos por ellas y para que así no falten ellos sobre la tierra."
'En cuanto a vosotros, fuisteis primero espirituales, viviendo una vida eterna, inmortal por todas las generaciones del mundo; por ello no se os han atribuido mujeres, pues la morada de los espíritus del cielo es el cielo'.
"Y ahora, los gigantes que han nacido de los espíritus y de la carne, serán llamados en la tierra espíritus malignos y sobre la tierra estará su morada. (Mateo 8:28-32), (Mateo 10:1), (Marcos 1:23-27), (Marcos 3:11), (Marcos 5:2-13), (Marcos 9:25), (Lucas 4:33-36), (Lucas 6:18), (Lucas 7:21), (Lucas 8:2), (Lucas 8:28-31), (Lucas 9:42), (Hechos 5:16), (Hechos 8:7), (Hechos 19:12-16)
En este libro se les presenta como líderes de un grupo de ángeles llamados "Grigori" (griego: egrḗgoroi, arameo: עִיר ‛irín, los que "abren los ojos", "despiertan", "observan", "vigilan") quienes debido a su deseo y pasión por las mujeres, se convirtieron en espíritus malignos o demonios.
El Señor también explica la naturaleza de los descendientes de los Vigilantes y el mal que han sembrado en la Tierra.
Enoc 15:8-12
"Y ahora, los gigantes que han nacido de los espíritus y de la carne, serán llamados en la tierra espíritus malignos y sobre la tierra estará su morada.
"Los espíritus malos proceden de sus cuerpos, porque han nacido de humanos y de los santos Vigilantes es su comienzo y origen primordial. Estarán los espíritus malos sobre la tierra y serán llamados espíritus malos. (Mateo 8:28-32), (Mateo 10:1), (Marcos 1:23-27), (Marcos 3:11), (Marcos 5:2-13), (Marcos 9:25), (Lucas 4:33-36), (Lucas 6:18), (Lucas 7:21), (Lucas 8:2), (Lucas 8:28-31), (Lucas 9:42), (Hechos 5:16), (Hechos 8:7), (Hechos 19:12-16)
"Los espíritus del cielo tienen su casa en el cielo y los espíritus de la tierra que fueron engendrados sobre la tierra tienen su casa en la tierra. (Mateo 8:28-32), (Mateo 10:1), (Marcos 1:23-27), (Marcos 3:11), (Marcos 5:2-13), (Marcos 9:25), (Lucas 4:33-36), (Lucas 6:18), (Lucas 7:21), (Lucas 8:2), (Lucas 8:28-31), (Lucas 9:42), (Hechos 5:16), (Hechos 8:7), (Hechos 19:12-16)
"Y los espíritus de los gigantes, de los Nefilim, que afligen, oprimen, invaden, combaten y destruyen sobre la tierra y causan penalidades, ellos aunque no comen tienen hambre y sed y causan daños. (Mateo 8:28-32), (Mateo 10:1), (Marcos 1:23-27), (Marcos 3:11), (Marcos 5:2-13), (Marcos 9:25), (Lucas 4:33-36), (Lucas 6:18), (Lucas 7:21), (Lucas 8:2), (Lucas 8:28-31), (Lucas 9:42), (Hechos 5:16), (Hechos 8:7), (Hechos 19:12-16)
"Estos espíritus se levantarán contra los hijos de los hombres y contra las mujeres porque de ellos proceden. (Mateo 8:28-32), (Mateo 10:1), (Marcos 1:23-27), (Marcos 3:11), (Marcos 5:2-13), (Marcos 9:25), (Lucas 4:33-36), (Lucas 6:18), (Lucas 7:21), (Lucas 8:2), (Lucas 8:28-31), (Lucas 9:42), (Hechos 5:16), (Hechos 8:7), (Hechos 19:12-16)
De aquí entendemos lo que dijo Jesús acerca de los demonios o espíritus inmundos: Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. (Lucas 11:24)
También entendemos lo que dijo el apóstol Judas de que el pecado de estos ángeles fue la inmoralidad sexual.
Judas 1:6-7
Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.
Judas, que era pariente de Jesucristo, no nos deja ninguna duda. Pone como ejemplo a los ángeles del capítulo 6 de Génesis, quienes, al igual que los sodomitas del capítulo 19 de Génesis, o la homosexualidad que empezó a prevalecer en aquellos tiempos, homosexuales y ángeles caídos cometieron el mismo pecado.
Romanos capítulo 1 dice acerca del pecado: Fueron en pos de carnes extrañas, es decir, vicios contra naturaleza, mezclaron hombre con hombre, mujer con mujer, hombre con niños, ángeles con humanos, y por eso Dios encarcela a estos ángeles en prisiones eternas.
Así que no hay duda de que lo que ocurrió en Génesis 6 fue de hecho una perversión, ya que los ángeles abandonaron su morada en el cielo, bajaron a la tierra, dejando el lugar que les había asignado Dios, desobedeciendo a Dios y tratando de alterar la genética humana.
Judas 1:6-7
Αγγελους (A ángeles) τε (y) τους (los) μη (no) τηρησαντας (habiéndose conservado) την (a la) εαυτων (de ellos mismos) αρχην (principio) αλλα (sino) απολιποντας (habiendo dejado atrás) το (a la) ιδιον (propia) οικητηριον (habitación) εις (hacia dentro) κρισιν (a juicio) μεγαλης (grande) ημερας (de día) δεσμοις (cadenas) αιδιοις (por siempre) υπο (bajo) ζοφον τετηρηκεν (densa oscuridad). ως (Tal como) σοδομα (Sodoma) και (y) γομορρα (Gomorra) και (y) αι (las) περι (alrededor de) αυτας (ellas) πολεις (ciudades) τον (a la) ομοιον (semejante) τουτοις (de éstos [referencia de ángeles]) τροπον (manera) εκπορνευσασαι (habiendo cometido inmoralidad sexual) και (y) απελθουσαι (habiendo venido desde) οπισω (detrás de la) σαρκος (carne) ετερ ([para darle uso sexual] diferente) ας προκεινται (han sido puestos a la vista) δειγμα (como ejemplo) πυρος (de fuego) αιωνιου (eterno) δικην (a juicio contrario) υπεχουσαι (poniéndolos bajo).
A causa de semejante pecado, el Señor dice a los Vigilantes: "No obtendréis nuevamente paz". Según el texto del libro de Enoc, el juicio del Señor contra los Vigilantes sigue vigente, tal como lo sigue hoy.
Enoc 10:1-14
Entonces el Altísimo, Grande y Santo habló y envió a Sariel al hijo de Lamec. Y le dijo: "Ve hacia Noé y dile en mi nombre, 'escóndete'; y revélale la consumación que viene, pues la tierra entera va a perecer, un diluvio está por venir sobre toda la tierra y todo lo que se encuentre sobre ella perecerá.
"Enseguida enseña al Justo, al hijo de Lamec, lo que debe hacer para preservar su alma para la vida y escapar definitivamente, pues por él será sembrada una planta y serán establecidas todas las generaciones". Y además, el Señor le dijo a Rafael:
"Encadena a 'Asa'el de pies y manos, arrójalo en las tinieblas, abre el desierto que está en Dudael y arrójalo en él; tira sobre él piedras ásperas y cortantes, cúbrelo de tinieblas, déjalo allí eternamente sin que pueda ver la luz, y en el gran día del Juicio que sea arrojado al fuego.
"Después, sana la tierra que los Vigilantes han corrompido y anuncia su curación, a fin de que se sanen de la plaga y que todos los hijos de los hombres no se pierdan debido al misterio que los Vigilantes descubrieron y han enseñado a sus hijos.
"Toda la tierra ha sido corrompida por medio de las obras que fueron enseñadas por 'Asa'el, impútale entonces todo pecado". Y el Señor dijo a Gabriel: "Procede contra los bastardos y réprobos hijos de la fornicación y haz desaparecer a los hijos de los Vigilantes de entre los humanos y hazlos entrar en una guerra de destrucción, pues no habrá para ellos muchos días.
"Ninguna petición en su favor será concedida, pues esperan vivir una vida eterna o que cada uno viva quinientos años. Y a Miguel le dijo el Señor: ve y anuncia a Shemihaza y a todos sus cómplices que se unieron con mujeres y se contaminaron con ellas en su impureza, ¡que sus hijos perecerán y ellos verán la destrucción de sus queridos! Encadénalos durante setenta generaciones en los valles de la tierra hasta el gran día de su juicio.
"En esos días se les llevará al abismo de fuego, a los tormentos y al encierro en la prisión eterna.
"Todo el que sea condenado, estará perdido de ahí en adelante y será encadenado con ellos hasta la destrucción de su generación. Y en la época del juicio que yo juzgaré, perecerán por todas las generaciones.
Enoc 16:1
"Después de la muerte de los gigantes cuando los espíritus han salidos de su cuerpo, su carne será destruida antes del juicio. Serán así destruidos hasta el día de la gran consumación, del gran juicio en el cual el tiempo terminará para los Vigilantes e impíos y seréis totalmente consumados.
El Monte Hermón fue llamado Senir por los amorreos y Sirión por los fenicios (Deuteronomio 3:9; Salmos 29:6; Crónicas 5:23; Cantares 4:8; Ezequiel 27:5), nombres que aparecen en los textos ugaríticos hallados en Ras Shamra, Siria, y en los documentos procedentes de Bogazkoi, Turquía.
La montaña se consideró como el límite septentrional con la montaña conocida como el "Monte Ba'al Hermón" (Jueces 3:3), situada a unos 30 kilómetros al suroeste de Jerusalén y a más de 900 metros sobre el nivel del mar. También es llamado "Monte Sirión" en Deuteronomio 4:48.
Así como se mencionó anteriormente, el ángel caído Semyazza convenció a otros a unirse a él en la fornicación con mujeres. Como resultado, él y los otros ángeles caídos entraron en mujeres y engendraron gigantes "cada uno de tres mil codos de altura" (unos 1300 metros) (Enoc 7:2), quienes dominaron y comieron tanto a bestias como a humanos (Enoc 7:3-5).
Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles sobre las plantas.
Quedaron embarazadas de ellos y parieron gigantes de unos tres mil codos de altura que nacieron sobre la tierra y conforme a su niñez crecieron; y devoraban el trabajo de todos los hijos de los hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles. (Génesis 6:1-4), (Números 13:30-33), (Deuteronomio 2:10-12), (Deuteronomio 2:19-21), (Deuteronomio 3:11), (2 Samuel 21:16), (2 Samuel 21:18-22)
Entonces, los gigantes se volvieron contra los humanos para matarlos y devorarlos; (Salmos 14:4), (Miqueas 3:3) y empezaron a pecar contra todos los pájaros del cielo y contra todas las bestias de la tierra, contra los reptiles y contra los peces del mar y se devoraban los unos la carne de los otros y bebían sangre. (Jeremías 12:4)
Entonces la tierra acusó a los impíos por todo lo que se había hecho en ella. (Génesis 6:5-13)
Otro pecado de los Vigilantes fue enseñar a diversos humanos artes creativas y ciencias ocultas, el más notable de los cuales fue Azazel, quien les enseñó los secretos de la guerra, lo que llenó la tierra de violencia y provocó la ira de Dios (Enoc 8:1).
Así que tenemos que estos "nephilim" fueron destruidos en la inundación junto con toda carne, excepto Noé y todos los que entraron con él en el arca. Sin embargo, en Números 13:33 se menciona nuevamente a los "Nephilim". ¿Cómo es esto posible? Esta vez su mención se hace no porque volvieran a existir los "Nefilim", sino porque el mismo Señor condenó a prisión a todos los ángeles que corrompieron su naturaleza espiritual al tomar mujeres para sí.
Simplemente sucedió porque diez de los doce espías que Moisés había enviado para reconocer la tierra de Canaán intentó asustar a la gente de Israel, por lo que inventaron un informe en el que dijeron que habían visto a Nefilim. De esta manera, recordaron a la gente las historias aterradoras que habían escuchado sobre estos seres y cómo oprimieron a los humanos en la época previa al Diluvio Universal. Por esa razón, estos diez dijeron que eran como langostas a su lado, pero Caleb y Josué, los otros dos espías, dijeron lo contrario, que los habitantes de Canaán eran como migajas de pan, y los israelitas podrían comerlos fácilmente.
Una razón es que los Nephilim realmente no existían en la época de Moisés, pero fue una invención de los diez espías desalentar al pueblo.
También debe tenerse en cuenta que en todos los demás textos donde aparece la palabra "gigantes", la expresión hebrea no es "nephilim" sino "refaim" que era una raza de hombres corpulentos de gran estatura y tez gruesa. La expresión plural "Refaim" proviene de la raíz "Rapha" que significa "sano, con buena salud, vigor", por lo tanto, esta expresión debe traducirse como "vigoroso, saludable, fuerte", del "Refaim o Refaítas" era el famoso Goliat, que tenía una contextura prominente y tenía una característica que lo distinguía, seis dedos en manos y pies.
En la mitología griega, los gigantes son una raza caracterizada por una fuerza y agresividad excepcionales (no necesariamente por su tamaño). Son conocidos por la Gigantomaquia, su lucha contra los dioses olímpicos por la supremacía del cosmos.
Según Homero, los Gigantes eran una raza de hombres salvajes y de grandes dimensiones, gobernados por Eurimedonte, que moraba en el lejano oeste, en la isla de Trinacia. Pero fueron exterminados por el propio Eurimedonte debido a su insolencia hacia los dioses. Homero consideraba pues a los gigantes, como a los feacios, cíclopes y lestrigones, una de las razas autóctonas que (con la excepción de los feacios) fueron destruidas por los dioses debido a su autoritaria insolencia. No obstante Homero no sabía nada sobre la lucha de los dioses con los Gigantes.
En la mitología de Mesoamérica, particularmente entre los pueblos nahuas, Quinametzin es un término que se refiere a una raza de gigantes.
A los quinametzin se les atribuía ser los constructores de la ciudad de Teotihuacán y del Tlachihualtépetl sobre el que se levantó el principal templo a la Serpiente Emplumada en Cholula. Los tlaxcaltecas relataron que, en tiempos cercanos a la Conquista española, ellos mismos habían luchado contra los últimos quinametzin.
Según las Sagradas Escrituras, después de la destrucción de los gigantes, Dios hizo que la inundación universal destruyera a los seres humanos que se habían corrompido, excepto Noé, su familia y siete individuos de cada especie de animales y aves "kosher" (es decir, ritualmente "adecuados" en la ley hebrea) y un par de cada especie de animales y aves "no kosher" (es decir, "no adecuado" en la ley hebrea).
Gigantes Postdiluvianos
Los gigantes mencionados en la Biblia después del diluvio no eran Nefilim, pues perecieron en el Gran Diluvio. Sin embargo, los que se mencionan después pertenecían a razas de hombres muy grandes y fuertes debido a variaciones genéticas. Por ejemplo, Deuteronomio 2 y 3 menciona a los emitas, los anaceos y los refaítas.
Uno de los gigantes del que todos hemos oído hablar es Goliat, el gigante al que derrotó el pequeño David (1 Samuel 17). Goliat era un gigante filisteo de Gat que medía casi tres metros de altura, pero no era un Nefilim.
Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo. Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él. (1 Samuel 17:4-7)
Nótese que Goliat era de Gat, que resultó ser uno de los tres lugares donde habitaban los anaceos, según Josué 11:21-22. Por lo tanto, aunque no se hace referencia a él como tal en 1 Samuel 17, es posible que Goliat fuera descendiente de los anaceos que se cruzaron con la población filistea de esa región.
La Biblia menciona otros cuatro gigantes filisteos, que eran parientes de Goliat de la región de Gat. 2 Samuel 21:15–22 ofrece un relato más detallado de estos gigantes que el de 1 Crónicas 20:4–8, pero este último pasaje aporta información adicional que nos ayuda a entender el pasaje. Los detalles adicionales de 1 Crónicas se dan entre paréntesis.
Abisai libra a David del gigante
Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó. E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató.
Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel. (2 Samuel 21:15-17)
Los hombres valientes de David mataron a gigantes llamados Isbi-benob, Saf (Sippai) y Lahmi, así como a un gigante sin nombre que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie. Cada uno de estos hombres podría haber descendido del remanente de los anaceos que sobrevivieron en la región de Gat, Gaza y Asdod (Josué 11:22).
Los hombres de David matan a los gigantes
Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes.
Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar. Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes.
Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos. (2 Samuel 21:18-22)
Pueblos de Gigantes
En la Septuaginta, los Anakim (Anakim), Refaim (Refaítas), Gibborim, Zamzommim, Joel y Emim (Emitas) son todos patronímicos que, debido a que se refieren a pueblos grandes, se traducen como "gigantes".
Refaítas
Se habla de ellos como una antigua tribu cananea, que vivía en las colinas de Judá y en la llanura filistea (Hebrón, Debir, Anab, Gaza, Gat, Asdod). Habitantes originarios de Canaán, ocuparon el Líbano y la zona del monte Hermón, separándose al norte de la costa de Siria y Transjordania donde construyeron una cadena de ciudades fortificadas. Vivían en la región que más tarde ocuparon los moabitas y los amonitas; los primeros los llamaban emitas y los segundos zomzomeos.
En tiempos patriarcales, el rey Quedorlaomer y sus aliados los subyugaron cuando invadieron Transjordania. En la parte occidental de Palestina, se aliaron y se cruzaron con los caftoritas, que habían venido de Creta y se habían establecido en las zonas costeras, llegando a ser conocidos como filisteos y fenicios.
En el relato bíblico en el que "Israel derrota a Og el poderoso rey de Basán", se señala que después de la campaña por diferentes territorios tomaron sus ciudades fortificadas con altos muros y se menciona el tamaño de su gran cama de hierro.
Deuteronomio 3:11
Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre.
Og, rey de Basán, fue el último superviviente de los gigantes refaítas. Su cama, de hierro, medía más de cuatro metros de largo y casi dos de ancho y todavía hoy puede verse en la ciudad amonita de Rabá. De hecho, se decía que el filisteo Goliat era un refaíta y medía seis codos y un palmo de altura (unos 2,9 m); su hermano era un gigante llamado Lahmi ("de pan" o "de Lahmu").
Anaquitas
El nombre (anak = gigante) se explica en el Midrash por una indicación de que llevaban cadenas alrededor de sus cuellos. Anak era hijo de un refaíta, probablemente hijo de Arba, y sus hijos fueron Sheshai, Aiman y Talmai, jefes de los clanes arameos. Estos nombres parecen ser arameos, pero su significado no está claro. Los anaceos fueron derrotados por Caleb.
Emitas
Deuteronomio 2 revela que los emisarios, que probablemente significa "terrores", eran gigantes:
(Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas. Y en Seir habitaron antes los horeos, a los cuales echaron los hijos de Esaú; y los arrojaron de su presencia, y habitaron en lugar de ellos, como hizo Israel en la tierra que les dio Jehová por posesión) (Deuteronomio 2:10-11)
Moisés le dijo al pueblo que los emitas solían vivir en el territorio que Dios había dado a los descendientes del hijo de Lot, Moab (Génesis 19:37). Cuando Dios entrega la tierra de Moab a los hijos de Lot, se dice que esta tierra había sido habitada por los emitas, "un pueblo grande, numeroso y corpulento como los anaceos" en aquellos tiempos.
Anaceos
Los anaceos fueron mencionados en varios de estos pasajes y fueron quizás los más conocidos de los gigantes que habitaron la tierra de Canaán en el tiempo del Éxodo.
Números 13:22 afirma que Ahimán, Sesai y Talmai eran descendientes de Anac, quien obviamente era el homónimo de los anaceos: "Y subieron al Neguev y vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac. Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto".
Tanto los emitas como los zomzomeos fueron comparados con los anaceos, pues eran "un pueblo grande, numeroso y alto como los anaceos" (Deuteronomio 2:10, 21; 9:2).
Anac era hijo de Arba (Josué 15:13). Se sabe poco acerca de Arba y no se menciona su linaje. Sin embargo, aparentemente era un personaje legendario, como lo indican las declaraciones aclaratorias del texto cuando aparece su nombre.
La ciudad de Hebrón, donde se establecieron y fueron enterrados Abraham, Isaac y Jacob, también se llamaba Quiriat-arba. Se nos dice que "Arba fue un hombre grande entre los anaceos" (Josué 14:1) y "el padre de Anac" (Josué 15:13; 21:11).
La ciudad de Arba también se llamaba "Mamre" en Génesis 35:2. Mamre era un amorreo, aliado de Abram (Génesis 14:13). Este hombre era dueño del robledal cerca del cual se estableció Abram y, en algún momento, parte de Hebrón se convirtió en sinónimo de su nombre.
Josué peleó varias batallas contra los anaceos y los amorreos. Finalmente, él "destruyó a los anaceos de los montes: de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades. Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod" (Josué 11:21-22).
Estos acontecimientos prepararon el escenario para la famosa historia de Goliat en 1 Samuel.
Amorreos
Los amorreos son mencionados más de 80 veces en las Escrituras y, al principio, algunos se aliaron con Abraham (Génesis 14:13). Eran descendientes de Canaán, el nieto de Noé (Génesis 10:15-16).
Aunque la Biblia no proporciona tal información, Josefo menciona a sus antepasados como amorreos. Si bien a veces se menciona a los amorreos en el mismo contexto que a otros gigantes, se los describe específicamente como gigantes en los profetas menores.
Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo. Y a vosotros os hice subir de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para que entraseis en posesión de la tierra del amorreo. (Amós 2:9-10)
Por medio de Amós, Dios afirmó claramente que los amorreos eran, en general, muy altos y fuertes. Algunos pueden restarle importancia a la descripción de los amorreos en este pasaje, ya que estos versículos emplean lenguaje figurado, pero hay algunas buenas razones para tomar este pasaje al pie de la letra.
La idea de que los amorreos eran gigantes está respaldada por el informe de los espías que Moisés envió a través de la tierra de Canaán. Los amorreos eran uno de los grupos de personas que vieron (Números 13:29), y afirmaron que "todo el pueblo que vimos en medio de la tierra eran hombres de gran estatura" (Números 13:32). Es revelador que en su respuesta, Josué y Caleb no cuestionaran el tamaño de los habitantes de la tierra (Números 14:6-9).
Los Zuzitas (Zomzomeos)
Los zomzomitas (casi con certeza los mismos que los zuzitas en Génesis 14:5) también fueron llamados gigantes y son mencionados en el mismo capítulo que los emima:
Y cuando te acerques a los hijos de Amón, no los molestes, ni contiendas con ellos; porque no te daré posesión de la tierra de los hijos de Amón, pues a los hijos de Lot la he dado por heredad. (Por tierra de gigantes fue también ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos; pueblo grande y numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a los cuales Jehová destruyó delante de los amonitas. Estos sucedieron a aquellos, y habitaron en su lugar, como hizo Jehová con los hijos de Esaú que habitaban en Seir, delante de los cuales destruyó a los horeos; y ellos sucedieron a estos, y habitaron en su lugar hasta hoy. (Deuteronomio 2:19-22)
Estos versículos explican que un pueblo de gigantes conocido como zomzomitas había vivido en la tierra de Amón, "una tierra de gigantes". Dios destruyó a los zomzomitas para que los descendientes del hijo de Lot, Ben-Ami (los amonitas), pudieran vivir en la tierra (Génesis 19:38).
Según Génesis 14:5, los zuzitas estaban en la tierra de Cam. Esto puede referirse a Cam, el hijo de Noé, ya que descendían de él. Pero es más probable que se refiera a los hamateos, que eran descendientes de Canaán, el hijo de Cam. Aunque los zuzitas y los zomzomeos pueden haber sido grupos de personas diferentes, existen suficientes similitudes en el nombre, la descripción y la ubicación geográfica para inferir que eran nombres variantes para el mismo grupo.
Ahora bien, algunos descartan el libro de Enoc porque no aparece en los libros bíblicos, pero es extraño que un libro como Enoc, que actualmente no forma parte del canon bíblico, fuera citado por dos de los apóstoles, Pedro y Judas. Si ese libro no tiene valor, entonces las palabras de estos dos apóstoles tampoco tendrían valor, no tendrían sentido. Si los apóstoles citaron el libro de Enoc en sus escritos fue porque tenía autoridad y valor espiritual.
El especialista henóquico irlandés Dr. Robert Henry Charles (1855-1931) observó a principios del siglo XX que "la influencia de Enoc en el Nuevo Testamento ha sido mayor que la de todos los demás libros apócrifos y pseudoepigráficos juntos". Aunque muy pocos han oído hablar de este influyente libro en la era moderna, el Dr. Charles señala que "todos los autores del Nuevo Testamento lo conocían y fueron influenciados por él en mayor o menor medida en sus formas de pensar y hablar".
Por ejemplo, el Dr. Charles Francis Potter (1885-1962) señala que "se dice que (el libro de Enoc) fue el vademécum del apóstol Pablo, literalmente su 'acompañante', su libro de bolsillo, su manual de consulta frecuente".
El relato de Pablo de un "hombre en Cristo" que fue "arrebatado hasta el tercer cielo", ya sea en el cuerpo o fuera del cuerpo (Pablo no puede especificar), puede referirse a la descripción de Enoc de los diversos cielos, implícita en el libro principal de Enoc y citada directamente en el Libro de los Secretos de Enoc. Además, una obra apócrifa del Nuevo Testamento llamada la Revelación de Pablo describe el viaje de Pablo a través de estos diversos cielos e incluye el encuentro de Pablo con un hombre de pelo cano y expresión alegre, que resulta ser nada menos que el patriarca Enoc.
El Libro de Enoc también era muy apreciado por los esenios, que tenían un gran monasterio en Qumrán, junto al Mar Muerto, en la época de Jesucristo. "El tema de los ángeles caídos", observa el Dr. Potter, "era una leyenda favorita entre los esenios".
Todo el mundo amaba y respetaba el Libro de Enoc. Al menos durante un tiempo, así fue. Al principio, los Padres de la Iglesia dedicaron gran parte de su atención al tema de la caída del ángel conocido como el Satanás bíblico. También abordaron la personalidad de otros ángeles caídos, el modus operandi de los espíritus malignos y la naturaleza misma del mal.
Convencidos de que estos antiguos seres malignos todavía estaban activos en el mundo, los primeros Padres de la Iglesia a menudo citaban el Libro de Enoc para apoyar su posición del bien contra el mal. De hecho, el Dr. Charles señala que "entre los patriarcas y apologistas de la Iglesia primitiva, (el libro de Enoc) tenía todo el peso de una obra canónica".
Parece que los ángeles caídos ocuparon los pensamientos de Justino Mártir (100-165) mucho más que los ángeles buenos, ya que la conciencia del elemento demoníaco en el universo era fundamental para la cosmología de Justino Mártir, quien en su Segunda Apología concuerda con Enoc en que los ángeles cayeron por lascivia.
Atenágoras de Atenas (133-190), en su obra Legatio, que data del año 170 aproximadamente, considera a Enoc un verdadero profeta y describe a ángeles que "violaron tanto su naturaleza como su cargo".
La mayoría de los padres de la Iglesia primitiva que aún quedan, así como los primeros judíos, aparentemente sostenían la misma creencia en la corporeidad de los ángeles caídos. Dos apologistas cristianos, Lactancio (c. 250 - c. 325) y Taciano el Sirio (c.120 -c.173), especularon extensamente sobre esta idea de la encarnación de los ángeles caídos en la materia.
Lactancio (c. 250 - c. 325) creía que la Caída condujo a una degradación de la naturaleza angelical: que los demás ángeles celestiales, de hecho, se habían vuelto bastante terrenales. Algunos años antes, el apologista Taciano el Sirio (c.120 -c.173) había profundizado en esta degradación. Describió cómo los ángeles se volcaron hacia las cosas materiales y creyeron que su propia naturaleza se había vuelto tosca, densa y material.
Ireneo, obispo de Lyon (c.130 - c.202) en el siglo III, hace varias referencias directas a la historia de Enoc, incluido su anuncio del destino de los Vigilantes caídos.
Clemente de Alejandría (150-c. 215) se refiere a ángeles "que renunciaron a la belleza de Dios por una belleza que se desvanece, y así cayeron del cielo a la tierra", sin duda una referencia al relato de Enoc, que Clemente no cuestionó. Varios otros patriarcas de la iglesia, Metodio de Filipo, Minucio Félix (c.150 - c.270), Comodiano y Ambodio de Milán (340-397), también aprobaron el relato de Enoc.
Orígenes de Alejandría (c. 184 - c. 253), alumno de Clemente y pensador muy original e intuitivo, describió a Enoc como profeta en más de una ocasión y citó libremente el Libro de Enoc para apoyar sus propias teorías. Otra cosa muy distinta es que las personas que siglos después eligieron a su discreción qué libros debían formar parte del canon bíblico o no, lo dejaran fuera, pero ni siquiera esto disminuye la importancia del libro de Enoc.
Judas 1:14-15
De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.
Estudiar la naturaleza de los "hijos de Dios" en el Antiguo Testamento es interesante y valioso, pero ciertamente no es tan crucial como la revelación clara e inequívoca de los seis días literal de la creación. Todos tenemos la tarea de "usar correctamente la Palabra de la Verdad" (2 Timoteo 2:15), por lo tanto, independientemente del pasaje que estamos examinando, comparemos las Escrituras con las Escrituras. Entonces debemos determinar si alguna interpretación viola otro paso claro de las Escrituras o si la autoridad bíblica está en juego.
Este espacio revisa a todos los individuos y grupos de personas descritos como gigantes en las Escrituras después de examinar muchos escritos antiguos y datos arqueológicos que corroboran los datos bíblicos.
Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros. ¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones desde hoy y para siempre! Amén. (Efesios 3:20-21)
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