Carta A Mi Abuela Querida / Cómo tu, NingunaPor Ezequiel Foster | Mayo 21, 2022

  • La Sra. Leonor Rosa Foster, mi querida y honrada abuela, falleció el 21 de mayo de 2022 luego de una larga lucha, siendo de gran ayuda como cristiana, ejemplo de honestidad y bondad. Ella temía a Dios desde su juventud y Dios la honró haciéndola eminente en gracia y utilidad también. Era una cristiana estrictamente piadosa y devota en su deber para con Dios. Aunque vivió un tiempo considerable, ha dejado un buen nombre, un carácter justo detrás de ella. Pero ahora descansa de sus labores, y sus buenas obras la siguen, para la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


Sra. Leonor R. Foster (1946-2022) vestida de quinceañera en abril de 1961. Colección Privada del Sr. Jorge O. Foster (1920-2000). 

Detrás de ella siempre estuvieron las oraciones constantes de su padre Jorge O. Foster (1920-2000), su abuela Serafina Leonor Sofía (1898-1957) e incluso su undécimo bisabuelo Richard Foster (c.1648-1730), que murió en 1730 tras sufrir fuertes dolores de estrangulamiento a causa de su fe, no sin antes dar un buen ejemplo y "elevar muchas fervientes oraciones a Dios por su descendencia, por su posteridad" según consta en un documento de principios del siglo XVIII.

Leonor Rosa Foster11 de junio de 1946 - 21 de mayo de 2022

Te fuiste una mañana, querida abuela. Me duele tu partida, pero sé que estás con nuestro Señor, el que siempre te amó y al que tanto anhelabas. 

Me despedí de ti una noche antes de que te fueras. Lo he hecho con un beso en tu sueño profundo y susurros que llegaban al alma como una suave brisa, y luego te dije:

En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. (Juan 14:2-4)

Esta promesa de Jesús es para ti, que supiste hacer el bien sin desmayar, y acompañaste a los afligidos en su dolor, consolando y socorriendo incansablemente. Pensar que hablamos tanto sobre esto esa última semana. Recuerdos que siempre quedarán en mi corazón.

Abuela, te escribo esta carta como agradecimiento por todo lo que has hecho y por tu inmensa generosidad, humildad y fortaleza. Fueron años que nunca olvidaré. Y esa promesa te la recordé aquella noche porque el Padre tiene un hogar en el que mora, pero especialmente uno diseñado para ti, sierva buena y fiel, un hogar glorioso y celestial donde estarás para siempre con el Señor Jesucristo, donde ya no habrá más llanto ni dolor, porque estas cosas han pasado.

El destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque el Señor ha hablado. (Isaías 25:8)

Gracias querida abuela. Guardaré tus enseñanzas en mi corazón y cada momento compartido a tu lado. Te vamos a extrañar mucho.

Adiós Rosita, vuela muy alto. Recibe el gran galardón por tu inmensa fe, generosidad y diligencia.


  • Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros.
  •  ¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones desde hoy y para siempre! Amén. (Efesios 3:20-21)

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